8 de julio _ Santa Isabel, Reina de Portugal, Viuda S. - Blanco Santa Isabel, Viuda, Reina de Portugal, que el día 4 de este mes pasó al reino celestial. n. 1271 en Aragón, España; † 4 de julio de 1336 en Estremoz, Portugal. Patrona de las sociedades de caridad; novias; personas falsamente acusadas; reinas; paz; víctimas de adulterio e infidelidad; víctimas de celos; viudas; terciarios. Invocada en tiempos de guerra; contra los celos; en matrimonios con problemas. Ser pobre en medio de las riquezas, mortificado en medio de las delicias de la corte, humilde sobre un trono, es una virtud que no pertenece sino a las grandes almas, como Santa Isabel, reina de Portugal. Ayunaba a pan y agua tres cuaresmas durante el año, las vigilias de las fiestas de Nuestra Señora y de los Apóstoles y todos los viernes. Por su intervención, logró detener la guerra entre Castilla y Portugal. A la muerte del rey, su marido, vistió el hábito de la Tercera Orden franciscana, con el cual murió en 1336. En el Asia Menor, los santos Áquila y Priscila, su mujer, de quienes se hace mención en los Hechos de los Apóstoles. En Wurzburgo de Alemania, san Quiliano, Obispo, el cual, enviado por el Romano Pontífice a predicar el Evangelio, después de haber traído muchos a Cristo, con sus compañeros Colomano, Presbítero, y Tonano, Diácono, fue cruelmente asesinado. En el Puerto Romano, cincuenta santos soldados Mártires, los cuales, abrazando la fe en el martirio de santa Donosa, y bautizados por san Félix I, Papa, fueron muertos en la persecución de Aureliano. En Cesarea de Palestina, san Procopio, Mártir, que en tiempo del Emperador Diocleciano, conducido de Escitópolis a Cesarea y oída su primera franca confesión de la fe, por orden del Juez Fabián fue decapitado. En Constantinopla, el triunfo de los santos Monjes Abrahamitas, los cuales, por el culto de las sagradas Imágenes, resistiendo al Emperador Teófilo, consumaron el martirio. En Spilimberti de Emilia, san Adriano III, Papa, insigne por el empeño en conciliar las Iglesias orientales con la Romana, y esclarecido en milagros; cuyo cuerpo fue llevado al monasterio de Nonántola, y sepultado honoríficamente en la Iglesia de san Silvestre. En Tréveris, san Auspicio, Obispo y Confesor. En Roma, san Eugenio III, Papa, el cual, después de haber regido con gran fama de santidad y prudencia el monasterio de los santos Vicente y Anastasio de Aquas-Salvias, elevado al Sumo Pontificado, gobernó santísimamente la Iglesia universal. El Sumo Pontífice Pío IX aprobó y confirmó el culto que desde tiempo inmemorial se le tributaba.