9 de junio _ Santos Primo y Feliciano, Mártires Sd. - Rojo En Nomento de los Sabinos, el triunfo de los santos Mártires Primo y Feliciano, hermanos, en tiempo de los Emperadores Diocleciano y Maximiano. Estos gloriosos Mártires, después de haber vivido una larga vida en el servicio del Señor y padecido, unas veces juntos y otras separadamente, diversos y exquisitos tormentos, al cabo, ambos juntos, atravesados por la espada, de orden de Promoto, Presidente de Nomento, consumaron la carrera de su feliz combate. Los cuerpos de estos Mártires fueron más tarde trasladados a Roma y honoríficamente colocados en la Iglesia de san Esteban Proto-Mártir, en el monte Celio. † decapitados alrededor del año 297 en Roma, Italia. San Primo y San Feliciano eran hermanos y se animaban mutuamente a la práctica de las virtudes cristianas. Fueron encarcelados por orden de Diocleciano y Maximiano; pero un ángel les abrió la prueba de la mazmorra. Apresados poco después nuevamente, fueron llevados ante el pretor. Éste los separó, esperando vencer así más fácilmente su constancia. Probó primeramente a Feliciano, pero sin éxito. Enseguida, llamando a Primo, le dijo: “Imita la prudencia de tu hermano: ha obedecido a los emperadores y ahora está colmado de honores”. “Un ángel, –respondió Feliciano–, me ha hecho saber lo que le ha sucedido a mi hermano. ¡Ojalá sea yo digno de participar de su martirio!” Irritado, el pretor los condenó a los dos a ser arrojados a los leones; pero éstos, olvidando su ferocidad natural, vinieron a hacerles fiestas. Finalmente los hizo decapitar; y estos dos hermanos, a quienes los tormentos no habían podido separar, fueron a gozar de la misma gloria en el cielo, alrededor del año 297. En Tiro de Fenicia, san Doroteo, Presbítero, el cual padeció mucho en tiempo de Diocleciano; y sobreviviendo hasta el de Juliano, y siendo a la sazón de ciento siete años, honró tan venerable ancianidad con el martirio. En Egipto, el triunfo de los santos Mártires Marciano, Nicanor, Apolonio y otros; los cuales, en la persecución de Galerio Maximiano, consumaron su ilustre martirio. En Perusa, los santos Mártires Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino y Faustino, que en la persecución del Emperador Decio fueron decapitados. En Córdoba de España, san Sancho, joven, el cual, durante la persecución Arábica, aunque educado en palacio, por conservarse fiel a Cristo, no dudó padecer el martirio. En Cesarea de Palestina, el suplicio de las santas Zenaida, Ciria, Valeria, y Marcia; las cuales, por muchos tormentos, llegaron gozosas al martirio.