5 de junio _ San Bonifacio, Obispo y Mártir D. - Rojo En Frisia, san Bonifacio, Obispo de Maguncia y Mártir, el cual caminó de Inglaterra a Roma, y fue enviado por el Papa san Gregorio II a Alemania para predicar la fe de Cristo a aquellas gentes; y por haber traído a la religión cristiana grandísimo número, especialmente de Frisones, mereció ser llamado Apóstol de los Alemanes; últimamente, degollado en Frisia por los Gentiles enfurecidos contra él, consumó el martirio con Eóbano su Coepíscopo y otros varios siervos del Señor. n. alrededor de los años 673-680 en Devonshire, Inglaterra; † 5 de junio de 754 en Dokkum (Frisia), Holanda. El padre de San Bonifacio, habiéndose opuesto a dejar entrar a su hijo en religión, cayó enfermo y no se sanó hasta que le hubo permitido seguir su vocación. Partió el santo de Inglaterra y fue a predicar el Evangelio a Alemania, cuyo apóstol ha sido. Recorrió Frisia, Baviera, Turingia, Hese y Sajonia; por todas partes convirtió a gran número de paganos y edificó iglesias sobre las ruinas de los templos de los ídolos. Gregorio III lo hizo arzobispo y primado de toda Alemania. Cultivó esta naciente Iglesia y la regó con sus sudores durante más de treinta años; después de lo cual, habiendo elegido a su sucesor con permiso del Sumo Pontífice, fue a recibir en Frisia la corona del martirio, el 5 de junio del año 754. En Tiro de Fenicia, san Doroteo, Presbítero, el cual padeció mucho en tiempo de Diocleciano; y sobreviviendo hasta el de Juliano, y siendo a la sazón de ciento siete años, honró tan venerable ancianidad con el martirio. En Egipto, el triunfo de los santos Mártires Marciano, Nicanor, Apolonio y otros; los cuales, en la persecución de Galerio Maximiano, consumaron su ilustre martirio. En Perusa, los santos Mártires Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino y Faustino, que en la persecución del Emperador Decio fueron decapitados. En Córdoba de España, san Sancho, joven, el cual, durante la persecución Arábica, aunque educado en palacio, por conservarse fiel a Cristo, no dudó padecer el martirio. En Cesarea de Palestina, el suplicio de las santas Zenaida, Ciria, Valeria, y Marcia; las cuales, por muchos tormentos, llegaron gozosas al martirio.