18 de mayo _ San Venancio, Mártir D. - Rojo En Camerino, san Venancio, Mártir, que siendo de edad de quince años, en el imperio de Decio y presidencia de Antíoco, juntamente con otros diez, cortada la cabeza, terminó el curso de su glorioso combate. n. alrededor del año 233; † decapitado alrededor del año 250 en Camerino, Italia. San Venancio, después de haber sufrido los tormentos más espantosos, fue arrojado a un estercolero. Curado milagrosamente por un ángel, se presentó nuevamente ante el juez que lo había condenado. Mientras el santo hablaba, cayó el juez boca arriba y expiró exclamando: “El Dios de Venancio es el solo Dios verdadero, destruid vuestros ídolos”. Los leones a los que fuera arrojado como alimento, enseguida posternáronse a sus pies, mientras el santo predicaba la fe a los espectadores. En fin, después de haber sido arrastrado por entre zarzales y precipitado desde lo alto de una roca sin que sufriese mal alguno, fue decapitado a la edad de 17 años. En Ravena, el triunfo de san Juan I, Papa y Mártir, el cual, llamado con engaño a dicha ciudad por el Rey de Italia Teodorico Arriano, y atormentado allí por él con dura y larga prisión por causa de la fe católica, acabó la vida. Pero su fiesta se celebra el 27 de Mayo, día en que su cuerpo, restituido a Roma, fue sepultado en la Basílica de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles. En Espoleto, san Félix, Obispo, el cual, en tiempo del Emperador Maximiano, consiguió la palma del martirio. En Heraclea de Egipto, san Potamión, Obispo, que primeramente, en tiempo de Maximiano Galerio, confesó la fe; después, imperando Constancio, siendo Presidente el Arriano Filagrio, fue coronado del martirio. Los santos Padres de la Iglesia Atanasio y Epifanio celebraron a este santo varón con sus alabanzas. En Egipto, san Dióscoro, Lector, al cual probó el Presidente con muchas y varias torturas; porque le arrancó las uñas y le abrasó con hachas encendidas los costados; pero, aterrados los verdugos con el resplandor de una luz celestial, cayeron en tierra; por fin, el Santo, abrasado con planchas candentes, consumó el martirio. En Ancira de Galacia, san Teódoto, Mártir, y las siete santas Vírgenes y Mártires Teocusa su tía materna, Alejandra, Claudia, Faina, Eufrasia, Matrona y Julita. Ellas primeramente condenadas por el Presidente a un lugar infame, pero libertadas por virtud divina, fueron después, con piedras atadas al cuello, sumergidas en una laguna; Teódoto, por haber recogido sus reliquias y sepultádolas con religiosidad, detenido por el Presidente, atormentado con extraña fiereza, y, por último, degollado, recibió la corona del martirio. En Upsala de Suecia, san Erico, Rey y Mártir. En Roma, san Félix, Confesor, de la Orden de Menores Capuchinos, conspicuo por su sencillez evangélica y caridad, a quien el Sumo Pontífice Clemente XI puso en el número de los Santos.