17 de marzo _ San Patricio, Obispo y Confesor En Down, ciudad de Irlanda, el tránsito de san Patricio, Obispo y Confesor, el primero que en aquella isla evangelizó a Cristo, y resplandeció con grandísimos milagros y virtudes. San Patricio, nacido en Gran Bretaña, fue robado, joven aún, por una banda de salteadores y fue conducido a Irlanda, donde sus raptores lo pusieron a cuidar unos rebaños. Soportó su desventura con resignación y la santificó con oración. Libre de su cautiverio, fue consagrado obispo, y volvió a Irlanda para anunciar la buena nueva del Evangelio. Dios bendijo su abnegación. Bautizó gran número de idólatras, ordenó sacerdotes para secundarlo en sus trabajos y fundó varios monasterios. Al morir dejó sometida al dulce yugo del Evangelio a casi toda Irlanda. En Jerusalén, san José de Arimatea, noble Decurión, que fue discípulo del Señor, y, bajando de la cruz el cuerpo del mismo Señor, lo enterró en el sepulcro nuevo que para sí reservaba. En Roma, los santos Alejandro y Teodoro, Mártires. En Alejandría, la conmemoración de muchísimos santos Mártires, los cuales, presos por los adoradores de Serapis, y rehusando constantemente adorar el ídolo, fueron muertos con grandísima crueldad en el imperio de Teodosio, que luego decretó fuese derruido el templo de Serapis. En Constantinopla, san Pablo, Mártir, que, en tiempo de Constantino Coprónimo, por defender el culto de las sagradas Imágenes, fue consumido en la hoguera. En Chalons de Francia, san Agrícola, Obispo En Nivelles de Brabante, santa Gertrudis, Virgen, la cual, siendo de muy esclarecido linaje, despreció el mundo, y pasando el curso entero de su vida en todo género de santas obras, mereció tener por esposo a Cristo en el cielo.