25 de febrero _ San Matías, Apóstol. En Judea, el nacimiento para el cielo de san Matías, Apóstol, al cual, después de la Ascensión del Señor, eligieron por suerte los Apóstoles en lugar de Judas el traidor, y, por la predicación del Evangelio, padeció el martirio. Cayó la suerte a Matías, con lo que fue agregado a los once Apóstoles. San Matías fue elegido por los apóstoles después de la Ascensión del Salvador para reemplazar al pérfido Judas. Congregados, los fieles oraron al Espíritu Santo para que les diese a conocer la persona que Él había destinado para este ministerio; enseguida, echaron suertes, y cayó la suerte a Matías. El nuevo Apóstol predicó el Evangelio a los pueblos de la Judea y de la Etiopía; su celo le atrajo el odio de los judíos, que lo lapidaron y le cortaron la cabeza. En Egipto, el triunfo de los santos Mártires Victorino, Víctor, Nicéforo, Claudiano, Dióscoro, Serapión y Papías, en tiempo del Emperador Numeriano. Los dos primeros, sufridos constantemente, por la confesión de la fe, exquisitos géneros de tormentos, fueron degollados; Nicéforo, después de superar las parrillas encendidas y la hoguerá, fue cortado en menudos pedazos; Claudiano y Dióscoro fueron quemados; Serapión y Papías, pasados a cuchillo. En África, los santos Mártires Donato, Justo, Herena y sus Compañeros. En Constantinopla, san Tarasio, Obispo, insigne en doctrina y piedad, a quien el Papa Adriano I escribió una carta en defensa de las sagradas Imágenes. En Nazianzo de Capadocia, san Cesáreo, que fue hijo de santa Norma y hermano de los santos Gregorio el Teólogo y Gorgonia, y de quien el mismo Gregorio atestigua que le vio entre los coros de los Santos. En el monasterio de Heidenhem, diócesis de Eichstadt, en Alemania, santa Walburga, Virgen, que fue hija de san Ricardo, Rey de los Ingleses, y hermana de Villebaldo, Obispo de Eichstadt.