18 de febrero _ San Simeón, Obispo y Mártir En Jerusalén, el triunfo de san Simeón, Obispo y Mártir, de quien es tradición fue hijo de Cleofás, y pariente del Salvador, según la carne. Ordenado Obispo de Jerusalén después de Santiago, el llamado hermano del Señor, y sufridos, en la persecución de Trajano, muchos tormentos, consumó el martirio, admirándose todos los presentes, y hasta el mismo Juez, de ver un anciano de ciento veinte años sufrir con tanta fortaleza y constancia el suplicio de la cruz. Este santo, que era pariente de Jesucristo según la carne, y que tuvo el honor de morir en una cruz como Él, nos enseña que las cruces son favores conque Jesús honra a los que ama. Sucedió el santo a Santiago como obispo de Jerusalén, y después de haber dado admirables pruebas de su celo por la salvación de las almas, rubricó su paciencia padeciendo el suplicio de la cruz. En Ostia del Tíber, los santos Mártires Máximo y Claudio, hermanos, y Prepedigna, mujer de Claudio, con dos hijos, Alejandro y Cucia, todos de muy esclarecido linaje; los cuales, por orden de Diocleciano, fueron presos y desterrados, y, por fin, quemados en la hoguera, ofrecieron a Dios, en suave olor, el sacrificio del martirio. Sus reliquias, arrojadas al río y buscadas con suma diligencia por los Cristianos, recibieron sepultura junto a la misma ciudad. En África, los santos Mártires Lucio, Silvano, Rútulo, Clásico, Secundino, Frúctulo y Máximo. En Constantinopla, san Flaviano, Obispo, que, por defender la fe católica en Éfeso, fue herido a puñadas y coces por la facción del impío Dióscoro, y, arrojado al destierro, a los tres días terminó allí mismo la vida. En Toledo de España, san Eladio, Obispo y Confesor, a quien san Ildefonso, Obispo Toledano, celebra con muchas alabanzas.