2 de febrero _ Purificación de la Bieneventurada Virgen María, D. 2ª. cl. - Blanco La Purificación de la bienaventurada Virgen María, que los Griegos llaman el Encuentro del Señor. Cumplido asimismo el tiempo de la purificación de la madre, según la ley de Moisés, llevaron el niño a Jerusalén, para presentarlo al Señor. María va al templo a someterse a la ley de la purificación, aunque esté exenta de ella en su calidad de virgen y de Madre de Dios. Va al templo a presentar a Jesús a su Padre Eterno; lo rescata ofreciendo por él dos tortolitas. Simeón, a quien el Señor ha revelado que no morirá sin haber visto al Mesías, lo reconoce en los brazos de María, lo adora, y predice a su santísima Madre todo lo que Ella deberá sufrir. En Cesarea de Palestina, san Cornelio, Centurión, a quien el Apóstol san Pedro bautizó y elevó al honor del Episcopado en dicha ciudad. En Roma, en la vía Salaria, el martirio de san Aproniano, Alcaide, que, Gentil aún, como sacase de la cárcel a san Sisinio para presentarle al Prefecto Laodicio, y oyese una voz del cielo que decía: «Venid, benditos de mi Padre, recibid el reino que os está preparado desde el principio del mundo», creyó y fue bautizado, y después, confesando al Señor, condenado a pena capital, recibió la muerte. En Roma igualmente, los santos Mártires Fortunato, Feliciano, Firmo y Cándido. En Orleáns de Francia, san Flósculo, Obispo. En Cantórbery de Inglaterra, el tránsito de san Lorenzo, Obispo, que después de san Agustín gobernó aquella Iglesia e hizo cristiano al mismo Rey. En Prato de Toscana, santa Catalina de Riccis, Virgen Florentina, de la Orden de Predicadores, insigne por la abundancia de dones celestiales; a la cual, el Sumo Pontífice Benedicto XIV puso en el catálogo de las santas Vírgenes. En Burdeos, santa Juana de Lestonnac, Viuda, Fundadora del Instituto de las Hijas de la Virgen santa María, insigne por su amor a la caridad y por la solicitud en la educación de las niñas; a la cual el Papa Pío XII agregó al número de las santas.