[Officium] Commune Evangelistarum [Lectio1] Empieza el Libro del Profeta Ezequiel !Eze 1:1-4 1 En el año trigésimo, en el mes cuarto, a cinco del mes, sucedió que estando yo en medio de los cautivos junto al río Cobar, se abrieron los cielos, y tuve visiones divinas. 2 A cinco del mes, en el quinto año después de haber sido trasladado el rey Joakim, 3 dirigió el Señor su palabra a Ezequiel sacerdote, hijo de Buzi, en la tierra de los Caldeos, junto al río Cobar; y allí se hizo sentir sobre él la mano de Dios. 4 Y miré, y he aquí que venía del Norte un torbellino de viento, y una gran nube; y un fuego que se revolvía dentro de la nube, y un resplandor alrededor de ella, y en su centro, esto es, en medio del fuego, una imagen de un personaje tan brillante como el ámbar. [Lectio2] !Eze 1:5-9 5 Y en medio de aquel fuego se veía una semejanza de cuatro animales; la apariencia de los cuales era la siguiente: había en ellos algo que parecía al hombre. 6 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. 7 Sus pies eran derechos como los de un hombre, y la planta de sus pies como la planta del pie de un becerro, y despedían centellas, como se ve en un acero muy encendido. 8 Debajo de sus alas, a los cuatro lados, había manos de hombre, y tenían caras y alas por los cuatro lados. 9 Y juntábanse las alas del uno con las del otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba según la dirección de su rostro. [Lectio3] !Eze 1:10-12 10 Por lo que hace a su rostro, los cuatro lo tenían de hombre, y los cuatro tenían una cara de león a su lado derecho; al lado izquierdo tenían los cuatro una cara de buey; y en la parte de arriba tenían los cuatro una cara de águila. 11 Sus caras y sus alas miraban y se extendían hacia lo alto; juntábanse por la punta dos alas de cada uno, y con las otras dos cubrían sus cuerpos. 12 Y andaba cada cual de ellos según la dirección de su rostro; adonde les llevaba el ímpetu del espíritu, allá iban; ni se volvían para caminar. [Lectio4] De la exposición de S. Gregorio, Papa, sobre el Profeta Ezequiel !Homilía 3, libro 1 El Profeta Ezequiel describe con misterioso lenguaje los cuatro animales sagrados, que él, animado del espíritu profético contempló en lo por venir: Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. ¿Qué se denota por el rostro, sino el conocimiento, y qué por las alas sino el vuelo? Y a la verdad a cada uno le conocemos por el rostro; y por las alas las aves se elevan a lo alto. Por esto el rostro se refiere a la fe, las alas son propias de la contemplación. Por la fe somos conocidos por Dios, como Él mismo lo dice de sus ovejas: Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Y dice más: Yo conozco a los que he elegido. Por la contemplación que nos eleva sobre nosotros mismos, somos como levantados sobre los aires. [Lectio5] A cada uno de ellos, corresponden, pues, los cuatro rostros; ya que si inquieres qué es lo que siente San Mateo sobre la Encarnación del Señor, verás que es lo propio que sienten Marcos, Lucas y Juan. Si averiguas qué es lo que siente Juan, verás que es lo propio que sienten Lucas, Marcos y Mateo. Si preguntas qué siente Marcos, lo mismo que Mateo, Juan y Lucas. Si preguntas qué siente Lucas, lo mismo que Juan, Mateo y Marcos. De consiguiente cada uno tiene cuatro rostros, porque la noción de la fe, por la cual son conocidos de Dios, está igualmente en cada uno que en el conjunto de los cuatro. [Lectio6] Y cada uno tiene cuatro alas, porque todos anuncian junta y unánimemente al Hijo de Dios omnipotente, Jesucristo Señor nuestro, y elevando los ojos de la mente a su divinidad, vuelan con las alas de la contemplación. Los rostros de los evangelistas se refieren a la humanidad del Señor; sus alas a la divinidad. Cuando le consideran revestido de un cuerpo, vuelven, en algún modo sus rostros hacia Él; mas cuando proclaman que, en cuanto a Dios, es el Ser infinito e incircunscrito, se elevan, por decirlo así, por los aires en alas de la contemplación. Por lo mismo que la fe de la encarnación es una misma en todos, e igual la contemplación de la divinidad en cada uno, con toda verdad se dice ahora: Cada uno tiene cuatro rostros y cada uno cuatro alas. [Lectio7] Lectura del santo Evangelio según San Lucas !Lc 10:1-9 En aquel tiempo: El Señor eligió otros setenta y dos discípulos, a los cuales envió delante de Él de dos en dos, por todas las ciudades y lugares adonde había de venir Él mismo. Y lo que sigue. _ Homilía de San Gregorio, Papa !Homilía 17 sobre los Evangelios El Señor y Salvador nuestro, hermanos carísimos, algunas veces nos amonesta con palabras, otras por medio de obras. Y a la verdad sus obras son para nosotros preceptos, ya que cuando realiza alguna cosa calladamente, nos muestra cuál deba ser nuestra conducta. He aquí que envía de dos en dos los discípulos para la predicación; y esto porque son dos los preceptos de la caridad, a saber: el amor de Dios y el del prójimo; y la caridad para que sea tal, siempre necesita que sean dos. Pues de nadie puede decirse que tiene caridad para consigo, sino que el amor siempre tiende hacia otro, a fin de que pueda ser caridad. [Lectio8] He ahí que el Señor envía de dos en dos a los discípulos para la predicación, a fin de insinuarnos de una manera tácita, que aquel que carece de caridad para con el prójimo, en manera alguna debe ejercitar el ministerio de la predicación. Se dice muy bien que los envió delante de Él a toda ciudad y lugar al que había de ir Él mismo. Pues el Señor sigue a sus predicadores, ya que la predicación previene, y entonces el Señor viene a la morada de nuestra mente, cuando se anticipan las palabras de exhortación, y de esta suerte la verdad es recibida en nuestra mente. [Lectio9] De ahí que a los predicadores les dice Isaías: Preparad los caminos del Señor, enderezad las sendas de nuestro Dios. Por lo mismo el Salmista dice a los hijos de Dios: Allanad el camino a quien sube hacia Occidente. Y a la verdad, el Señor subió sobre el ocaso, porque cuanto más se humilló en su pasión, tanto más manifestó su gloria en la resurrección. Subió sobre el ocaso, porque la muerte que sufrió, la holló al resucitar. Así preparamos el camino al que sube sobre el ocaso, cuando nosotros os predicamos su gloria, a fin de que Él mismo, viniendo después, con la presencia de su amor ilumine vuestras mentes. &teDeum