[Officium] Sanctæ Mariæ Sabbato [Missa] Salve Sancta Parens (a Trinitate usque ad Adventum) [Ant 1_] Bienaventurada Madre * y Virgen intacta, gloriosa reina del mundo, intercede al Señor por nosotros. [Ant 1_Pasch] Reina del cielo, * alégrate, aleluya, porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya, ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya. [Invit] Alégrate, María, llena de gracia; * El Señor es contigo. [Benedictio] Por las preces y los méritos de la Bienaventurada siempre Virgen María y de todos los Santos, el Señor nos conduzca a la unión de su divino Hijo. La bienaventurada Virgen María nos bendiga en unión de su divino Hijo. La Virgen de las vírgenes interceda por nosotros delante del Señor. Por la Virgen Madre nos conceda el Señor la salud y la paz. [Versum 2] V. Bendita Tú eres entre las mujeres. R. Y bendito el fruto de tu vientre. [Ant 2_] Bienaventurada Madre de Dios, María, * Virgen perpetua, templo del Señor, sagrario del Espíritu Santo; Tú sola fuiste acepta al Señor por especial manera. Ruega por el pueblo, interviene en favor del clero, intercede por el devoto sexo femenino. [Lectio M01] De la carta de S. Ambrosio, Obispo, al Papa Siricio. !Epístola 81. Siguiendo su camino de perversidad, los herejes han dicho: Una virgen concibió, pero una virgen no dio a luz. ¡Así, pues, una virgen pudo concebir y una virgen no pudo dar a luz! ¿Cómo se explica, ya que, la concepción precede siempre al parto? Mas si no se quiere dar fe a la palabra de los sacerdotes, que se crea en los oráculos de Jesucristo, créanse las respuestas del Ángel cuando dice: “Nada hay imposible para Dios”. Créase lo que dice el Símbolo de los Apóstoles, que la Iglesia siempre ha conservado y conserva en toda su pureza. María escuchó las palabras del Ángel, y ella, que antes le había preguntado: “¿Cómo ocurrirá esto?”, sin preguntar nada como garantía de su parto virginal, respondió: “He aquí la esclava del Señor; hágase según tu palabra”. &teDeum [Lectio M02] Del Libro de San Jerónimo, Presbítero, contra Joviniano. !Apología de Pammaquio, con ocasión del libro contra Joviniano, en el fin. Cristo es virgen, y la Madre de Aquel que es nuestro y es Virgen, permanece Virgen para siempre, siendo a la vez Virgen y Madre. Jesús, en efecto, entró “con las puertas cerradas”; y en su sepulcro (sepulcro nuevo, abierto en una roca muy dura) nadie fue colocado antes ni después de Él. “Huerto cerrado, fuente sellada”, María es la fuente de donde mana aquel río de que habla Joel, que riega el torrente de los vínculos o de las espinas (de los vínculos de los pecados que en otro tiempo nos tenían cautivos; de las espinas que ahogan la semilla sembrada por el Padre de familias). Ella es la puerta Oriental, siempre cerrada, como dice Ezequiel, y siempre resplandeciente, ya se esconda tras ella, ya salga de ella el Santo de los santos; puerta a través de la cual entró y salió el sol de justicia, nuestro Pontífice según el orden de Melquisedec. &teDeum [Lectio M03] Del Libro de San Ireneo, Obispo y Mártir, contra los herejes. !Libro 5, cap. 19. Habiendo venido el Señor a su propia morada, y siendo llevado en una naturaleza que se convirtió en la suya propia, la cual, no obstante era llevada por Él; proponiéndose reparar la desobediencia cometida al pie de un árbol por la obediencia que practicó en otro árbol, y librarnos de la seducción maléfica de que fue víctima Eva, siendo aún virgen, pero destinada ya a su esposo, hizo que María, Virgen, puesta bajo la protección de un esposo, recibiera la buena nueva, para nuestro bien, por ministerio de un ángel y según la verdad. La primera Eva fue seducida por las palabras de un ángel, y para escapar al dominio de Dios, desobedeció a sus órdenes; la segunda Eva fue evangelizada por la voz de un ángel para que llevase a Dios en ella, obedeciendo a su palabra. Mientras la primera fue seducida hasta el punto de procurar sustraerse al dominio de Dios, la segunda fue invitada a obedecer a Dios; así la Virgen María se convirtió en abogada de Eva aún virgen. Y así como el género humano fue condenado a muerte a causa de una virgen, fue librado de ella por una virgen. Pesando bien esas cosas, se ve que la desobediencia virginal fue reparada por la obediencia virginal. &teDeum [Lectio M04] De la Exposición de San Jerónimo, Presbítero, sobre el Profeta Ezequiel. !Libro 13, cap. 44. “Esta puerta estará cerrada y no se abrirá”. Con razón opinan algunos que esta puerta cerrada, por la cual entra únicamente el Señor Dios de Israel, y el príncipe para el cual tampoco se abre, designan a la Virgen María, que se mantuvo virgen antes y después del parto. En efecto: era virgen en la época en que el Ángel le dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y te cubrirá como una sombra la virtud del Altísimo, y aquel fruto santo que de ti nacerá se llamará Hijo de Dios”; lo era también cuando nació Jesús; y continuó siéndolo siempre. Digo esto para confundir a los que suponen que después del nacimiento del Salvador, María tuvo otros hijos de José, fundándose en que el Evangelio habla de los hermanos de Jesús. &teDeum [Lectio M05] Del Tratado de San Agustín, Obispo, sobre el Símbolo a los catecúmenos. !Libro 3, cap. 4. Por una mujer vino la muerte, y por otra la vida; por Eva la destrucción, por María la salvación. Aquélla se dejó corromper y siguió los consejos del seductor; ésta, siempre fiel a Dios, dio a luz al Salvador. Una tomó de buen grado la copa envenenada que le ofreció la serpiente, y la dio a beber a su esposo, lo cual valió a ambos la muerte; la otra, llena de la gracia celestial derramada desde lo alto en su alma, dio a luz la vida, por la cual puede, después de la muerte, resucitar la carne. ¿Quién fue el que obró estas cosas, sino aquel que es Hijo de la Virgen y Esposo de las vírgenes, que dio a María la fecundidad, sin quitarle la integridad? &teDeum [Lectio M06] Sermón de S. Bernardo, Abad. !Sobre el cap. 12 del Apocalipsis. Inmenso fue el daño, carísimos, que nos causaron un varón y una mujer; pero, gracias a Dios, igualmente por un varón y por una mujer se restaura todo, y no sin grande aumento de gracias. Porque no fue el don como había sido el débito: sino que excede en gran manera al daño, la grandeza del beneficio. Así, el prudentísimo y clementísimo Artífice no quebrantó el vaso que estaba hendido, sino que lo rehizo tan sabia y perfectamente, que del viejo Adán formó el nuevo y transfundió a Eva en María. &teDeum [Lectio M07] De la carta de S. Ambrosio, Obispo, al Papa Siricio. !Carta 81. Nada hay que no pueda ser creído en el hecho de que un hombre naciera de una virgen, ya que sabemos que de una peña brotó una fuente abundante, que el hierro sobrenadó en el agua, y que un hombre caminó sobre las olas. Si las olas pudieron sostener el paso de un hombre, ¿no habrá podido una virgen dar a luz a un hombre, al hombre del que leemos: “El Señor les enviará un hombre que los salvará, y el Señor será conocido de los Egipcios”? En el antiguo Testamento una virgen hebrea marchó al frente de su ejército a través del mar; también en el nuevo Testamento una virgen, que albergó en la habitación de su seno un hijo celestial, fue escogida para la obra de nuestra salvación. &teDeum [Lectio M08] De la Expo. de S. Gregorio, Papa, sobre el libro de los Reyes. !Sobre el libro 1. Hubo un hombre de Ramátaimsofim, de la montaña de Efraim. Muy bien puede la bienaventurada Virgen María ser designada con el nombre de esta montaña. Porque ella fue una montaña que sobrepujó, por la dignidad de su elección, la elevación de todos los escogidos. ¿No es, en efecto, una elevada montaña, María, que por la dignidad a que fue elegida elevó la cumbre de sus méritos sobre los coros de los Ángeles, hasta el mismo trono de Dios? Profetizando la dignidad eminente de esta montaña, Isaías dijo: En los últimos tiempos, sucederá que la montaña preparada para ser la morada del Señor será establecida sobre la cima de las montañas. Y ciertamente, esta montaña está sobre la cima de las montañas, porque la elevación de la gloria de María excede a la de todos los santos. &teDeum [Lectio M09] De la Epístola de San León. !Epístola 13. El misterio de nuestra reconciliación decretado antes de todos los siglos no podía realizarse por medio de ninguna de las figuras del Antiguo Testamento; porque “el Espíritu Santo no había descendido aún sobre María, ni la virtud del Altísimo la había cubierto con su sombra”, de suerte que edificándose la Sabiduría eterna ella misma una casa, el Verbo se hiciese carne en las castas entrañas de esta santa Virgen, para que por la unión de la forma de Dios con la forma de esclavo en una sola persona, el Creador del tiempo naciese en el tiempo, y para que aquél “por quien fueron hechas todas las cosas” fuese Él mismo engendrado, entre todas estas cosas. Todo el género humano habría permanecido cautivo bajo el yugo del demonio, si el hombre nuevo no se hubiese revestido de la naturaleza del hombre viejo, tomando la semejanza de la carne de pecado; si el Hijo consubstancial al Padre no se hubiese dignado hacerse consubstancial a su madre, y si aquél que por un privilegio único fue exento de pecado, no hubiese unido nuestra naturaleza a la suya. &teDeum [Lectio M10] Sermón de San Bernardo, Abad. !Libro 1, cap. 18. Abracemos las plantas de María, hermanos míos, y postrémonos con devotísimas preces ante aquellos pies bienaventurados. Retengámosla y no la dejemos partir hasta que nos bendiga, porque es poderosa. Ciertamente, el vellocino colocado entre el rocío y la era y la mujer colocada entre el sol y la luna, nos muestran a María situada entre Cristo y la Iglesia. Pero acaso no os admira tanto el vellocino empapado en rocío, como la mujer vestida del sol: porque si bien es grande la conexión entre la mujer y el sol que la reviste, todavía resulta más sorprendente la adherencia que hay entre ambos. Porque, ¿cómo en medio de aquel ardor tan vehemente pudo subsistir una naturaleza tan frágil? Justo te admiras, Moisés santo, y deseas ver más de cerca esta maravilla; mas, para conseguirlo debes descalzarte y despojarte de toda clase de pensamientos carnales. &teDeum [Lectio M101] Sermón de San Bernardo, Abad !Del Domingo infraoctava de la Asunción de la B.M.V. ¿Qué luz de las estrellas es ésa que resplandece en el nacimiento de María? Es manifiesto que viene de un linaje de reyes, que su estirpe es la de Abraham, que es la de David. Y por si fuera poco, a esto se añade que fue concedida a tal raza en virtud de su singular privilegio de santidad, como es sabido, y prometida por el cielo antes de nacer sus propios padres, prefigurada por milagros místicos y anunciada por los oráculos de los Profetas. Ésta fue la vara sacerdotal de Aarón, que floreció aun sin raíces; ésta, el vellón de lana de Gedeón, empapado del rocío en medio de la tierra seca; ésta, la puerta oriental de la visión de Ezequiel, por siempre cerrada. Ésta es la que vaticinó Isaías, de quien saldría el vástago del tronco de Jesé, la virgen que habría de dar a luz. &teDeum [Lectio M11] De la exposición de San Basilio, Obispo, sobre el Profeta Isaías. !Sobre el cap. 8. Me acerqué a la profetisa, dice Isaías, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y que fuese María esta profetisa a la que se acercó Isaías por medio de un conocimiento profético y espiritual, no lo negará nadie que tenga presentes las palabras que pronunció María bajo la influencia del Espíritu que inspira a los profetas. Y en efecto, ¿qué dice María? “Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humildad de su sierva, he aquí que todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. Ninguno de los que atentamente consideren estas palabras se atreverá seguramente a discutir lo que significan, negando que fuese profetisa aquella sobre la cual “descendió el Espíritu Santo” y a la que “el Altísimo cubrió con su sombra”. &teDeum [Lectio M12] Del Libro de los Deberes de S. Ambrosio, Obispo. !Lib. 1, cap. 18. Buen compañero y protector de la castidad es el recato. Es el primero en glorificar ante los lectores del Evangelio a la Madre del Señor ya en el comienzo mismo del pasaje que la da a conocer; como testigo fidedigno, la declara merecedora de semejante distinción por el mero hecho de presentarla sola en su celda, permaneciendo callada al dirigirle el Ángel la palabra, turbándose al verle entrar y cubriéndose de rubor su rostro virginal ante el aspecto varonil de aquel forastero. Esto explica que ella, a pesar de su humildad, se abstuviera, por rubor, de corresponder a su saludo y no le respondiera cosa alguna hasta saber que se trataba de lograr su consentimiento para ser Madre de Dios; si entonces habló, lo hizo para enterarse de cómo se realizaría este misterio, no para replicar al Ángel. &teDeum